Receta de remolacha glaseada con mantequilla de pistacho y menta

Aquí, las remolachas reciben todo el tratamiento de lujo. Primero, se tuestan, luego se cortan en trozos y se cocinan en un glaseado pegajoso de arce, Dijon y balsámico hasta que se carbonizan levemente. Las grietas rugosas de las remolachas desgarradas les permiten absorber todos los sabores del glaseado ácido, que suaviza parte de su dulce terrosidad natural. El carbón aporta un ahumado sutil, que agrega un toque dinámico. Una vez que están relucientes, las remolachas se colocan sobre una capa de mantequilla de pistacho de ensueño y grasosa, que elimina cualquier sabor terroso. Finalmente, se salpican con menta fresca para darles más brillo.

Este es mi plato de remolacha favorito de todos los tiempos y seguro que conquistará incluso a los más escépticos. Puedes hacer que esta comida sea más sustanciosa sirviéndola con las lentejas cocidas opcionales y un trozo de pan integral con semillas. O servirla con farro o quinoa crujiente.



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